sábado, 17 de diciembre de 2016

El despertar al sueño


En qué reloj celeste se paró el tiempo,
"Come as you are"
quién hizo del instante un mapa 
en busca del Ahora.

Qué deseo traidor contó en mi boca
secretos azules mientras dormía,
quién firmó por mí, con un verso,
una sentencia que siempre se aplaza.

Y Ahora, al fin.
Ahora que ciega
puedo mirar en vuestros ojos
sin soñar la mirada de vuelta,
Ahora que sorda
escucho vuestras almas 
que aúllan por su cuenta,
Ahora que nos comprendo,
pobres semejantes,
trago a cada instante 
el veneno de la suerte,
hago de cada huella
un interrogante,
añado, uno a uno,
eslabones de soledad
a esta soga de escribiente.

Nunca tan cerca de ti estuve,
nunca tan pura,
tan yo misma,
tan sola,
nunca amé el mundo tanto 
como Ahora
en que la verdad es mi espejo,
la belleza mi credo,
y nuestro dolor 
y nuestra dicha,
la Historia.

viernes, 25 de noviembre de 2016

lunes, 21 de noviembre de 2016

La culpa, una tarde cualquiera

“El que empieza a instruirse en filosofía, de todo se echa la culpa a sí mismo”

Epicteto de Frigia




Prima Vera 2004

PLAY

Hay una mujer que riza minutos
en un mechón de pelo,
y lleva estrellada de flores la espalda.

Hay una camarera cuajada de espejos
con metal en la boca
y la prisa en la lengua.

Hay una canción a cuerda,
y una lluvia que no llega,
y una hilera de coches como hormigas de la espera.
Hay una serpiente de plata que vomita cerveza.

Hay una niña grande,
que hace tiempo para matar al tiempo
  mea culpa
en un café como tantos,
en una tarde cualquiera.

PAUSE

Hay un abrazo sin tregua
del ruido y el silencio
girando 
como un cassette antiguo
o una noria.

STOP

¿Por qué me siento culpable 
del aire que nadie respira?

¿Por el llanto del niño extraño,
por la madre que desespera?
¿Por el humo de los coches que no conduzco,
por el bozal del perro que no tengo,
por el taladro furioso con hambre de acera?

¿Por la espera inesperada,
por la naturalidad contenida,
por cada mentira escuchada?

Puntos suspendidos
de puntos suspendidos.
Por mi culpa, por mi culpa,
por cada una de mis preguntas.

Pero, quién no peca.
Quién no tropieza
dos
o tres veces
con la misma respuesta.
Quién no se defrauda.

REC

Ahora que no se si escribo
confieso a ésta no sé si pluma,
que no sé si existe el pecado,
pero debo ser pecadora.

Que de haber pecado,
no hay pecado 
más grande que la culpa.

REPLAY


martes, 15 de noviembre de 2016

lunes, 19 de septiembre de 2016

Ítaca en el primer otoño

"La única patria de un hombre es su infancia"
Reiner María Rilke


¿Yo?


Trenzar mi historia,
letra a letra,
tan sólo por deshacer la trenza.
Deshilachado
el tiempo pasado se vuelve esperanza,
nocturna cabellera nueva
aún salpicada de las canosas 
agujas de Penélope.

Ítaca,
hogar del niño que fuimos,
juguete en la marea de la memoria,
isla flotante a la deriva de un destino
tan fijo como el mar sobre la tierra,
que hace y deshace tapices nocturnos
como ensoñaciones el alma.

Señor boticario

(disculpe, que es usted ahora
farmacéutico, argonauta y licenciado),

véndame sin receta
la anestesia definitiva.
Deme usted paliativa dulzura
para esta homérica razón,
para este timón de asceta.
Bórreme la esperanza del mapa,
déjeme la veleta muerta.
Desinfecte éste ansia
de nadar contra una corriente
tan quieta como una piedra,
como el motor de una cadena.
Extírpeme el recuerdo,
luminoso y tierno,
de mi Ítaca.

Que quiero dejarme comer
por las sirenas que aúllan,
varadas en coches patrulla
y en ambulancias blancas,
aquí, tan lejos del mar.
Que quiero quedarme quieta,
anclada en medio del mundo,
como en el ojo de un cíclope.

Que me duelen ya demasiado
el tiempo y su epopeya,
la telemaquia y los espejos.
Que me están encorvando la memoria 
los recuerdos y su peso.
Que grita siempre,
en el corazón,
el niño que sueña.

Pero espere.
Amanece.
No me venda nada,
pasó la tormenta.
Ya callaron los dioses,
los pretendientes
y las hechiceras,
ya se durmieron los aedos.
Ya se esfumó el Oeste 
por la rendija de los vientos.

Ya me recuerda la Aurora,
enhebrada en aguja de tinta
por rosados dedos,
que no me fui nunca,
que jamás dejé el puerto.
Que soy yo quien espera
como figura bordada
a que regrese la infancia,
que zarpó en un juego.

Trenza, escribe,
aguja, pluma, vida.
Trenza.
Antes que vuelvan 
la noche 
y la duda
con su tentación marinera.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Dibujo en una pared

(Poemita apaisado)

L A   L U Z  
                    C  R  E  A   L A

Ama para aceptarte               S        ¿Te aman?
Acéptate para conocerte           O            ¿El espejo?
Conócete para cambiarte                M             ¿Una máscara?
Cámbiate para amar                              BRA               ¡Envejecer!


viernes, 2 de septiembre de 2016

Septiembre



Hace calor,
pero la luna es nieve sonriente.
Septiembre
mes sin termómetros,
en que los aviones se confunden 
en el cielo dormido
con estrellas fugaces

miércoles, 31 de agosto de 2016

Cuánto tiempo


Juegos de agua en la Plaza de Felipe II

El reencuentro inesperado
tiene algo de nudo 
y desenlace,
de final al principio,
de párpado inquieto
y sonrisa prendida,
de palabra al revés,
y vertiginoso deseo 
a un tiempo
de abrazo y de huída.

sábado, 20 de agosto de 2016

Madrid, del ocaso al alba

(Pintura orquestada)






La sinfonía vespertina de la ciudad nunca callada
tiene por instrumentos 
caballos de humo 
y conversaciones veladas.
El tintineo de una llave inquieta,
el tacón que corre a una cita esperada,
el rozar del plástico sobre la acera, 
el cierre metálico de la jornada.

El contrapunto blanco del viento,
el compás de la mirada.

Pasear por el Madrid del ocaso 
es recorrer un caos inerte,
un bosque de piedras cantoras, 
un mapa de tiempos silentes.

Bajo la vidriera sagrada y parda 
de éste cielo de Velázquez,
el ruidoso cuadro se reinventa 
con prisa, sin pausa
paso a paso,
claxon a claxon,
pincelada a pincelada,
como un canon enigmático y decreciente 
que improvisaran mil almas.

Éste lienzo ahumado de avenidas anchas
que separan al norte del sur,
al director de la orquesta,
al transeúnte y la diosa.
Donde los retratos de los reyes
cuelgan de farolas mudas en el marco del aire,
bronceados de neón naranja.

(Cadenza)

Yo, más viajera que habitante,
vago errante y borracha de aceras
por los lomos de las cebras,
buscando ese rincón, 
aún desdibujado,
donde el centro esconde la quietud de la tarde.

II

En la noche primeriza 
la luna, como una viuda 
se tapa la cara 
en el velo gris y negro 
de las nubes sin agua.

El niño empuja una pelota de lata
y abre una grieta en el silencio de la plaza,
que preside un camarero de cartón piedra.

La plata de las cornisas 
sostiene un cielo ausente
mientras abajo, en la luz, 
los viejos dejan que los jóvenes 
les arranquen de las terrazas.
Y la vida, compás a compás, 
sigue matando ayeres 
con el stacatto del cambio, 
con recuerdos azules 
como espadas.

III

(Tocata y fuga)

Qué esfumato travieso improvisa la luna
tras los riscos del mercado del Ángel.
Qué inesperadas se desmayan 
las hojas muertas de los árboles
- alfombra intermitente de los mil tonos de gris 
que son los mil caminos de las ciudades.
Cómo madura la noche siempre iluminada.

Pronto llegará otra aurora
con altura de meseta y perfume crujiente.
Pronto se romperá este hechizo
de felino silencio ausente.

Hasta entonces, mil farmacias,
con sus cruces brillantes
parpadean,
como corazones dormidos
metrónomos,
la dichosa angustia de nuestras horas.

miércoles, 17 de agosto de 2016

El milenio ambiente


Castillo de Manzanares el Real


El milenio ambiente.
La antiquísima postal del presente.

Las revelaciones, por capítulos,
como siguiendo un compás secreto.
Y luego está la Historia,
ése breve resumen del Gran Sueño.

Oremos.
Que no les falte nunca
a los músicos la fe.

Pero recuerda que:
probablemente.
Quien fabrica los lápices,
fabrica también el sacapuntas.

Monarquía del Banquero,
(ya lo) Era del Ladrón.
Dinero, ego hecho carne.
Comed todos del otro.

Soledad sin soledad,
muerte sin muerte.
Tiempos sin arquetipo,
que son para algunos
apetito,
y son Hambre
sin más que hambre
para el Hombre.

Política,
la más refinada forma 
de conflicto.
Arte,
el alumno más despierto 
de la verdad.

Y el Cambio.
Pérdida del conservador,
alimento del revolucionario,
miedo para los que dudan,
esperanza para los que sueñan.
Eternidad para el poeta.

Pero qué temer en la Poesía
o en la extinción.

Sólo

Sólo la Belleza
es cambio
y a un tiempo
está quieta.

Pero recuerda que:
probablemente.
Cuánto más se piensa en el cielo,
más se está en el infierno.



martes, 16 de agosto de 2016

El palacio de la locura


Una noche que no recuerdo,
visité el palacio de la locura.
Y allí se quedó,
cosido a un espejo,
un reflejo de mi alma.

Una vez 
vi a Hamlet
brindar en su cráneo
a la salud de Ofelia.
Apuraba, divertido, 
toda duda
de una copa de certeza.

Una vez soñé el ayer
y vi todos los mañanas,
y pinté con el dedo 
en alguna gruta
a Dios en disfraz de serpiente,
tentado por Adán y Eva.

Una vez toqué el silencio
y escuché el eco de la nada,
y recordé el réquiem mudo que
desde siempre
canta la muerte enamorada.

Una vez me dijo la Luna
que el Sol muere por ella,
que es cada ocaso 
su lecho de amantes,
y nace y muere un guiño de estrella.

Una vez amé,
o el amor quiso amarme.

Me regaló una ausencia,
una llaga, 
una puerta.
Me recuerda
en cada espejo asombrado
de que allí quedó,
soñando,
un pedazo de mi alma.


martes, 9 de agosto de 2016

Árboles



Sombras apacibles,
callados compañeros de sueño,
rozando con sus dedos 
verde plata
el alféizar de las ventanas.
Me aprendí las estaciones
en el perfil de los árboles 
que habitan en mi plaza.

Antes 
que el verano queme sus hojas,
y les haga el otoño un traje de viaje,
antes que las robe el invierno celoso,
los árboles hinchan el pecho
y se estiran hasta tocarse,
y hacen de la primavera breve 
un enorme abrazo viviente.

Árbol soy,
que se sueña brisa
en la copa alta de la anochecida.

Ésta ventana da a la infancia.
Imaginando paseos alados 
sobre sus lomas,
y en su murmullo seco 
mareas lejanas,
y en sus sayos de corteza
troncos, brazos, ojos, bocas
de quien se soñó árbol,
renegando su raíz humana.

Como a mansos descarnados,
sentenciamos a plaza perpetua
a estos bastiones vegetales.
Diseñamos su espina dorsal
y el largo de sus cabellos.
Para sus lenguas inventamos desagües.
Respiramos con su sangre.

¿Por qué enturbiar también su noche
con la luz de nuestras farolas?

Que se apaguen.
Que se apaguen todas.
Dejemos a los árboles
soñar en paz con sus ancestros
y emborracharse de estrellas.





viernes, 29 de julio de 2016

Un Viernes (de cuyo nombre no logro acordarme)

Talavera de la Reina



El mundo muta al anochecer. 
De lonja de espejos 
a ficción de taberna.

La fantasía, por un par monedas, nos vende al peso recuerdos surtidos del bazar de nuestros propios fantasmas. 

Se ha templado la noche 
luchando con los tejados, 
como el Quijote con los gigantes. 
Noche de molino sin viento.

Leída hasta los huesos otra semana. Salimos a aliviar la sequedad del seso, apuramos el vacío de la bacía, tocados con nuestro mejor yelmo. Leída otra semana, tal vez, vez tal, dictada por otros. 

No es sueño lo que buscamos, 
pero borrachos de realidad, 
en su hidalguía transparente cabalgamos.


“¿Ocupada?” – preguntó Teresa Panza.
“Desocupada" - contesté yo, con voz de Dulcinea y gesto de Aldonza.

 Ella preguntaba por la silla. Yo le contestaba al tiempo.

Tendría que, ¿para qué?
Debería ser, ¿para quién?
Amo ergo dudo…¿por qué?

Pero llegará el momento en que conquistemos la ínsula del pecho, relinchen las plumas de cada ángel Rocinante, y mueran todos los gigantes que quiero ser.

Hasta entonces, no te culpes, Sancho, pensamiento, amiga razón.

Que es la culpa
la pulpa 
de la desesperación.