Collares. Medina de Fez. |
Tac, tic, tic, tac
me hago un collar de minutos
que no quise aprovechar.
Tac, tic, tic, tac
El tiempo perdido es tan mío
que siempre contará.
Tiro al aire un suspiro
como se tira una moneda,
en principio sale un verso
pero en ripio se da vuelta.
Cariño rima con niño,
amigo, conmigo.
Angustia rima con mustia.
Pensamiento
rima con miento,
y una vez pensado
lo lleva el viento.
Pero al momento,
si bien atiendo,
no es que mienta
sino que es un cuento,
y rima entonces
con nacimiento.
con nacimiento.
Trabajo rima con fajo.
Occidente con excedente.
Demente sería si el Sol,
por no rimarle,
se olvidara de su Oriente.
Luna, moruna, rima con Sur,
y el mar, con el Norte,
que aunque no suenen igual
forman dúos excelentes.
El ser.
¿Con qué rimarlo,
si siempre, con estar,
se está cambiando?
Tal vez le rimaría
una dulce patología,
la fantástica dioptría
que padeció un día
la compleja musa
de un simple amor.
Pero como no es el sería
lo mismo que el ser,
rimarlo es natural
con el nacer.
Bien mirada,
la mirada,
no rima con nada.
Lograrlo es raro empeño.
Sólo llega a tal meta,
en su sueño,
el Poeta,
cuando es una cometa
que arde en el silencio.
Corazón no rima con tiempo,
aunque a un tiempo lata,
que el compás que va marcando
es vano medirlo con nada.
Y si al principio pareciera
que con la razón casa,
asonante es razonarlo
mientras el reloj avanza.
Tac, tic, tic, tac,
mato el tiempo y sonrío
de saber que su venganza
siempre se sirve en frío
Jugando voy rimando
al precipicio del ripio,
versillos que quizás
me rimaron a mí
desde el principio.
Ripios que tal vez estuvieran
esperando que los escribiera.