viernes, 29 de julio de 2016

Un Viernes (de cuyo nombre no logro acordarme)

Talavera de la Reina



El mundo muta al anochecer. 
De lonja de espejos 
a ficción de taberna.

La fantasía, por un par monedas, nos vende al peso recuerdos surtidos del bazar de nuestros propios fantasmas. 

Se ha templado la noche 
luchando con los tejados, 
como el Quijote con los gigantes. 
Noche de molino sin viento.

Leída hasta los huesos otra semana. Salimos a aliviar la sequedad del seso, apuramos el vacío de la bacía, tocados con nuestro mejor yelmo. Leída otra semana, tal vez, vez tal, dictada por otros. 

No es sueño lo que buscamos, 
pero borrachos de realidad, 
en su hidalguía transparente cabalgamos.


“¿Ocupada?” – preguntó Teresa Panza.
“Desocupada" - contesté yo, con voz de Dulcinea y gesto de Aldonza.

 Ella preguntaba por la silla. Yo le contestaba al tiempo.

Tendría que, ¿para qué?
Debería ser, ¿para quién?
Amo ergo dudo…¿por qué?

Pero llegará el momento en que conquistemos la ínsula del pecho, relinchen las plumas de cada ángel Rocinante, y mueran todos los gigantes que quiero ser.

Hasta entonces, no te culpes, Sancho, pensamiento, amiga razón.

Que es la culpa
la pulpa 
de la desesperación.




jueves, 28 de julio de 2016

De creciente







La luna 
se deshace en el cielo
en mil gotas de estrella.

Las deja lucir,
para después tomarse,
poco a poco,
el favor de vuelta.




martes, 26 de julio de 2016

El Retiro y la sombra


"Espalda / ظهر "

(Jardines del Buen Retiro, circa 2005)


Mañana rellena de parque,
a un tiempo luminosa y fría,
como el abrazo de la sombra.
Mañana de casi invierno.

Pero no siente frío el pájaro 
en el espejo de sol de la fuente acostada.
Y también es Sol el sol de invierno
aún en cárcel de desnudas ramas.

Sombra.
Cómo cantas cuando camino 
de espaldas al sol.
Quizás eres mi alma recortada.

Me ha abandonado, la poesía,
si es que nos conocemos.
Ó tal vez soy yo,
que como a un deber,
le doy la espalda.
Pero ella juega a ser
la curva de mi reverso,
la cara oculta de mi luna,
la interrogación de mi columna.

Ese lugar
en que ciega de luz
me uno con mi sombra.





lunes, 25 de julio de 2016

El tiempo en las Descalzas

Convento de las Descalzas Reales, Madrid



El tiempo se descalza
a las puertas del convento.

Qué importa que el tiempo sea tiempo
si siempre lo es de otra manera.
Si el destello de lo infinito 
relampaguea en su mañana,
como el saludo secreto 
en el espejo prohibido de una monja
desde la ventana de su celda.

Nunca.

Nunca me he sentado a esta mesa,
frente a los muros de este convento,
escuchando el son de esta flauta.

Siempre.

Siglos de recuerdos me trae 
ese lamento que persigue una moneda.
El mismo mendigo 
con distintos rostros,
espera piedad siempre
a los pies de la misma iglesia.
También nos queda el café,
y algo del viejo empedrado.

Pero al contarse,
todo se ciñe un hábito 
nuevo
e insospechado.
En el encerrarse,
rompe su clausura. 
Aquí todo comienza.

Con el mirar las cosas que temen ser miradas.



domingo, 24 de julio de 2016

Silencio

"Cristo en la Lavandería"
y un proverbio árabe


Hay silencios
que se rompen con prisa,
pero sus añicos no hacen ruido.
Y hay silencios estruendosos,
como la cumbre de un ombligo.

Hay silencios 
tachados de vértices,
como espinas de un dictado,
otros son tan dulces
que no parecen callados.

Pero hay otro silencio,
que a todos conoce
y a todos acalla,
un silencio que escucha
mudo,
mil siglos de voces.
Ése,
el silencio.

jueves, 21 de julio de 2016

Tener, al amor olvida



Contigo conocí la belleza
de no poder poseer la belleza.
La sed jugosa que agrieta el agua.

Quise entenderte, y te sentí.
Quise odiarte, y más te amé.
Me miré en tu espejo,
y por vez primera,
me vi.

Creíste amarme, y me fui,
creí huirte, y te amé,
y dejamos de amarnos,
¿recuerdas?
cuando nos amamos al fin.

Y crees que me amarás cuando me pierdas,
y yo te perderé, porque te amo,
pero no te engañes, Amor,
que no me tienes,
ni yo te tengo,
y nuestro amor ya está olvidado,
así que ¡ámame, Amor,
ámame como yo te amo!


miércoles, 20 de julio de 2016

Ripio libérrimo

Collares. Medina de Fez.


Tac, tic, tic, tac
me hago un collar de minutos
que no quise aprovechar.

Tac, tic, tic, tac
El tiempo perdido es tan mío
que siempre contará.

Tiro al aire un suspiro
como se tira una moneda,
en principio sale un verso
pero en ripio se da vuelta.

Cariño rima con niño,
amigo, conmigo.
Angustia rima con mustia.

Pensamiento
rima con miento,
y una vez pensado
lo lleva el viento.
Pero al momento,
si bien atiendo,
no es que mienta
sino que es un cuento,
y rima entonces 
con nacimiento.

Trabajo rima con fajo.
Occidente con excedente.
Demente sería si el Sol,
por no rimarle,
se olvidara de su Oriente.

Luna, moruna, rima con Sur,
y el mar, con el Norte,
que aunque no suenen igual
forman dúos excelentes.

El ser.
¿Con qué rimarlo,
si siempre, con estar,
se está cambiando?
Tal vez le rimaría
una dulce patología,
la fantástica dioptría
que padeció un día
la compleja musa
de un simple amor.
Pero como no es el sería
lo mismo que el ser,
rimarlo es natural
con el nacer.

Bien mirada,
la mirada,
no rima con nada.
Lograrlo es raro empeño.
Sólo llega a tal meta,
en su sueño,
el Poeta,
cuando es una cometa
que arde en el silencio.

Corazón no rima con tiempo,
aunque a un tiempo lata,
que el compás que va marcando
es vano medirlo con nada.
Y si al principio pareciera
que con la razón casa,
asonante es razonarlo
mientras el reloj avanza.

Tac, tic, tic, tac,
mato el tiempo y sonrío
de saber que su venganza
siempre se sirve en frío

Jugando voy rimando
al precipicio del ripio,
versillos que quizás
me rimaron a mí
desde el principio.

Ripios que tal vez estuvieran
esperando que los escribiera.



martes, 19 de julio de 2016

África (en la mirada del niño de las noticias)

En el Barrio de las Letras, Madrid
Quiero acunar tu negrura
en un abrazo blanco como el pan.
Quiero besar tu frente
con una justicia sin palabras,
dormirte en mi regazo
bajo un cuajo de estrellas,
para escuchar sin luna 
y sin culpa
los latidos de tu tambor.

Pero a tu corazón
sólo le queda fuerza
para enseñar las costillas
cansadas 
de que tanta serpiente
se les enrosque al tuétano,
de que tanta mosca 
antipersona
quiera habitar tu boca.

Sólo ojos,
sólo dos grandes ojos
le quedan a África.
Para mirar nuestra vergüenza.




lunes, 18 de julio de 2016

Príncipe Pío

Centro comercial, Casablanca

 Centros comerciales, 
procesión de puertas cerradas, 
de tan abiertas, 
cerradas, 
confundidas por 
(no tener) 
sus goznes.



“YOU ARE ENTERING A MALL. 
PLEASE, DISCONNECT YOUR SOUL.”



viernes, 15 de julio de 2016

Farasha / فراشة

(Mariposa)


El Tiempo es un adorno.
Un detalle.
Un apunte en el margen
del cuaderno del infinito.
El aleteo de las pestañas
de un solo párpado
del dios de las mariposas.

Esperando que el día
rinda pleitesía
al sueño
pasa una vida.

Y esos límites como laberintos
que llevamos al cinto
de la conciencia.





miércoles, 13 de julio de 2016

Suicidio en un solo t-acto.

(Breve entremés del siglo XXI.
También puede leerse como spot
de un fabricante de armas.)

A: Bienvenido al juego. Se supone que debes odiar.
B: Disculpa, pero yo no quiero odiar.
A: Tendrás que hacerlo.
B: Pero es que no quiero hacerlo.
A: Muy bien. Entonces, tendré que hacerte odiar.
B: ¿Cómo?
A: (Apuntando con dos dedos) Odiándote.
B: Muy bien. Suficiente. Ya no quiero jugar.
A: Pues pégate un tiro.

martes, 12 de julio de 2016

DORMIngo

(Finales de Agosto. ¿O era a principios de Septiembre...?)


Graffiti en la Lonja, Moratalaz.


Este sol, ya sin fuerza,
como un tul templado sobre las cosas,
esperando que la noche lo recoja.

En apacible agonía la tarde 
viste los ladrillos 
con trajes de escama dorada.
Llegó desnuda de siesta,
y se despide como un sastre.

Es el crepúsculo de la semana que es el verano.

Aire preñado de pereza dulce,
de sobremesa extendida demasiado tiempo.
De bostezo que quisiera tragarse el sol 
para que no se esconda
y de risa,
algo pálida de distancia, sí,
pero risa al fin y al cabo.
Risa infantil.
Se van a encender las farolas del lunes.

Me pregunto 
si es tu ausencia la pincelada triste 
o el punto de luz,
o de fuga,
en esta pintura de domingo.
Y en vez de narcotizar la musa de mi vientre,
dejo que este breve terremoto,
el de la escritura,
(o de algo que se le parece),
azote la mesa de terraza de café de barrio
en que me sostengo para no caer.
Latigazo de mesa siempre coja,
pasatiempo y pasatintas,
lápiz, o pluma que sueñan
sobre el cuaderno,
barato-comprado-en-un-chino,
de mis ambiciones.
Rompiendo la blancura 
en este ritual primitivo,
engendrado por otros,
que paren mis dedos.

Qué pensarán las personas apacibles,
levemente dormidas,
que pasean a lo ancho y me pasan de largo.
Acaso les parezco una posesa,
y llaman al exorcismo del disimulo.
O no me ven, ni yo a ellos,
y sólo nos soñamos.

Los pesados pies de las sombrillas,
silenciosos tótems sin corona,
parecen máscaras en pétrea sorpresa
por esta sombra,
que ya es fresca como la plata.
Barra de incienso es el instante.
Deja en el aire primero de la noche
un tenue aroma a tele y cena.

El tintineo de la cuchara
que busca el final del café,
aun pausado,
suena ya a despertador,
a alarma.
Presagia ya el desayuno 
de una nueva semana.

Pero no para mí,
que he quemado el incienso
de todos los domingos del tiempo.