lunes, 25 de julio de 2016

El tiempo en las Descalzas

Convento de las Descalzas Reales, Madrid



El tiempo se descalza
a las puertas del convento.

Qué importa que el tiempo sea tiempo
si siempre lo es de otra manera.
Si el destello de lo infinito 
relampaguea en su mañana,
como el saludo secreto 
en el espejo prohibido de una monja
desde la ventana de su celda.

Nunca.

Nunca me he sentado a esta mesa,
frente a los muros de este convento,
escuchando el son de esta flauta.

Siempre.

Siglos de recuerdos me trae 
ese lamento que persigue una moneda.
El mismo mendigo 
con distintos rostros,
espera piedad siempre
a los pies de la misma iglesia.
También nos queda el café,
y algo del viejo empedrado.

Pero al contarse,
todo se ciñe un hábito 
nuevo
e insospechado.
En el encerrarse,
rompe su clausura. 
Aquí todo comienza.

Con el mirar las cosas que temen ser miradas.